CON LA BOCA Y LA CONCIENCIA ABIERTAS
Miguel A. Moreta-Lara posee la rara habilidad
de lograr que te interese hasta lo que no te interesa. Su manera de escribir culta,
documentada hasta el extremo, cargada de humanidad y con las dosis justas de
sentido del humor, consigue que disfrutes leyendo sobre barcos, naufragios, bibliotecas
completas que se hundieron en el mar, los genios exiliados de la guerra civil
española, los poetas que mandó fusilar Stalin, y hasta una señora de la que no habías
oído hablar que merecía varios premios Nobel de Literatura. Te deja con la boca
abierta por su erudición, su claridad expositiva, su sabiduría para escoger la
anécdota adecuada en el momento más oportuno y, sobre todo, porque va empapando
tu conciencia de responsabilidad ética: argumentos carnales que te muestran de
dónde vienes y la enorme deuda que has contraído. No son ensayos para darte una
palmadita en la espalda y que te creas muy listo, sino para que gastes medio
bolígrafo subrayando y comprendas que has leído poco e inadecuadamente. Para
que espabiles antes de que esta realidad mediocre te pase por encima, porque ya
ocurrió antes y al paso que vamos puede volver a suceder. Un libro para gente
despierta que desea seguir despertando.
Efusividades aparte, Infierno y paraíso de las islas es un libro que habla de libros,
exiliados y mujeres. Sobre los libros destaca su cualidad más notable, la
interconexión, ya que todos los libros escritos a lo largo de la historia son
el mismo libro, dividido en partes, y un libro te lleva a otro libro y este a
otro y así hasta el infinito: el libro humano que escribimos los humanos a lo
largo del tiempo. Sobre exiliados nos recuerda que somos nosotros en el pasado,
que es nuestra dignidad cuando tuvo que echar a correr, que es nuestra memoria
perdida y a veces tan enterrada como los muertos que jamás desenterraremos, que
si vives en España te han hecho amnésico a punta de pistola y, tal vez, con tu
consentimiento. Sobre mujeres, muchas y
apaleadas, es justo decir que “en definitiva: laboraron para la vida, para el
amor y para la igualdad. Lucharon por ellas y para todos. Todo eso les
debemos.”, y, como estamos en deuda con ellas, nos recuerda que “según la OMS,
más de 200 millones de mujeres vivas actualmente han sido objeto de mutilación
genital femenina”. En fin, un libro feminista de un feminista militante, con
nombres propios, datos y fechas contrastadas.
Obviamente, esta no es una crítica ortodoxa,
sino un comentario fanático de un lector agradecido. Conozco a Miguel Ángel,
claro, y es un tipo estupendo; publico en su misma editorial, lo cual me honra;
y recomiendo este libro porque me ha gustado mucho. Es todo, gracias.
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