La madrugada del viernes la revista se me escapó de las manos, saltó por la ventana y se clavó en la reja que divide el patio. Bárbara May, la chica del mes de mi cumpleaños, ha estado expuesta a la vista de todos durante el fin de semana. El sábado, la anciana del primero intentó descolgarla con el palo de la mopa, pero no llegaba. El domingo, el vecino de enfrente montó la caña de pescar y cuando vi el anzuelo de tres puntas tuve que pedirle que lo dejara: a fin de cuentas, argumenté, mañana vendrán los albañiles del tejado y harán con ella lo que quieran. Bárbara May lleva toda la noche bajo la lluvia, está empapada, antes del amanecer se desgarrará y, como la conozco, seguro que nos atasca el desagüe.
de Silencios que me conciernen
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