TAMPOCO es necesario descubrir el horizonte,
levantarse del tedio de lo tangible
y alcanzar las esencias esenciales,
basta con engañarse hasta la médula
y amar.
Porque el amor es incierto
pero es algo:
una boca que te sonríe,
palabras de miel para tus oídos,
un anillo de brazos en tu cuello
y la ilusión de ser,
durante un espasmo glorioso,
reconocido.
de Palabras dactilares, pag. 97
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