sábado, 21 de julio de 2012

PONGO LA MIRADA TURBIA


PONGO la mirada turbia
en el eje de las manecillas,
busco el momento, si existe,
concreto, en que cesó el aplazamiento
y comenzó el retraso,
el futuro una resta,
lo que haré algún día
contra lo que ya no
tendré tiempo de hacer.
           
Tuvo que haber una renuncia,
la única, ¿hay otra?
a la vida en su transcurso,
al hecho mismo, lo real,
el antes y el después,
para ser sentido
y sólo sentir.
           
Por eso vivo ahora mendigando
una verdad indigente
que se albergue en mí
al menos lo que dura este instante,
lo justo para creer
que había una vez
una certeza.

                      de Palabras dactilares, pag. 11

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