sábado, 25 de agosto de 2012

TESTIMONIO


Testimonio


             —Hola, me llamo Fernando, soy amnésico y llevo 103 días sin identidad. Estoy orgulloso...
            —Gracias, Fernando, no es para menos, debes estar orgulloso porque eres un ejemplo para esta comunidad. Te queremos, Fernando. Te queremos, y te admiramos.
            `Aquí lo tenéis, amigos, 103 días sin identidad y sigue en pie. Con su documentación al alcance de la mano y sin tocarla, sin preguntar siquiera por ella. Fernando puede saber quién es, pero no quiere. No quiere porque tiene la voluntad, tiene el coraje de ser consecuente con el espíritu amable que anida en su corazón desde que es un amnésico. Si Fernando no recuerda, no puede albergar rencor alguno contra los demás, no tendrá cuentas pendientes, no pertenecerá a ninguno de los bandos posibles. Si no sabe quién es, no sentirá la beligerancia de tener que mostrar sus carencias a nadie y sus actos quedarán revestidos de saludable nulidad.
            `Y no es fácil, amigos, no tuvo que serlo para Fernando el día que tuvo su primera recaída y volvió al mundo, ese mundo dominado por la memoria colectiva, ese lugar donde habitan las dualidades, los esquematismos, la soberbia de la propia identidad. Pero Fernando fue prudente y reservó un último pensamiento para recordar que era amnésico y venir hasta nosotros y sí, sí, sí, olvidarlo todo y ser feliz. Fernando es amnésico, un ser anónimo, alguien a quien si queremos podemos llamar Anastasio, alguien que sobrevive porque ni quiere ni necesita ni ha optado por ser alguien. Te queremos, Anastasio, te queremos.

                                                                              de Silencios que me conciernen

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