LOS ACHAQUES del día
me han arrastrado sin
fuerzas
al olvido de las
mantas.
No sueño nada, ya no,
sólo huyo
del ruido mezquino del
pensamiento.
Nado lento,
como pez dormido,
dejando que la nada
inconsecuente
me lleve lejos del
peligro.
Laten las olas, allí
arriba,
con la placidez
de las ideas quietas.
Llega el mar, la mar se
retira,
llega el mar,
la mar se retira,
llega el mar, la mar,
se retira.
de Palabras dactilares, pag. 47
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