(Apuntes para una película StopMotion de muñecos de plastilina)
PRIMERA
ESCENA.- Celda de la Caridad Social. El Muñeco Irrelevante observa entristecido
su Placa de Identificación.
Voz en off- No tengo recursos para llegar a viejo. Ya
es oficial. Me quedaré a mitad de camino, como una fruta inmadura arrojada del
árbol. Vía administrativa. Le llaman un Balance de Utilidad. Hasta los números
más optimistas fallan en mi contra. He cruzado la línea, consumo el doble de lo
que produzco, no soy rentable para la realidad. Se me declara Civilmente
Desahuciado. Me despojan de mi identidad. Soy un inútil. No valgo nada, me
tiran a la basura…
Reconozco que me advirtieron. Me
dieron la oportunidad de defenderme: argumente a su favor, excúlpese,
discúlpese, razone algo, no importa que sea verdad o mentira, sirve una ficción
vulgar, un cuento… Exponga al menos su caso para así generar movimiento
judicial y obtener una nueva prórroga alimenticia. Dele trabajo a la sección
retórica de la sociedad. Pero no he sido capaz. He dejado que pasarán los plazos. Asumo mi
condición sin réplica alguna.
Soy un inútil, es un hecho. Mis
esfuerzos han sido insuficientes. No ha servido de nada llevar años dosificando
mi vida, viviendo menos cada día; perderlo todo, hasta la risa. Estoy agotado
de intentar ahorrar energía. Permanezco inmóvil horas enteras, consumo cada vez
menos alimentos, y ojalá pudiera dejar de respirar… Pero no puedo dejar de ser.
Si no fuera, se acabaría el problema, claro…
Es mejor rendirse, abandonar. Tarde
o temprano te agotas de tanto arrastrar cadáveres de ti mismo. Versiones que no
funcionaron. Intentos, fracasos, cambios de modo de ser que demostraron ser
inválidos, molestos para los demás. Todos te decían, no seas así, te estás
convirtiendo en un lastre, si sigues por ese camino te va a ir mal. Y la Ley
estuvo de acuerdo. Unos y otros me fueron quitando poco a poco mis privilegios.
Mi manera de ser se convirtió en un delito, no por bondad o maldad, por falta
de rentabilidad social.
A partir de ahora, no me van a
suministrar más alimentos. Ni agua. Ninguna ayuda. Tendré que salir al exterior,
pelearme por la escasa basura que queda en las calles, vivir a la intemperie.
Debería desesperarme. Reaccionar. Pero me parece justo que borren mi nombre de
los archivos, que me den por muerto, que consideren mi cuerpo como un desecho,
que me trituren, que me conviertan en abono para las plantas, así al menos
serviré para algo. Porque hay que servir para algo… Si no sirves para algo,
¿para qué sirves?
De pronto,
la Celda de la Caridad Social cruje y comienza a estrecharse. La pared del
fondo avanza hacia la puerta y expulsa al Muñeco Irrelevante. En el exterior, el
Muñeco Irrelevante se aferra a su Placa de Identificación, pero los datos se
borran con un chasquido; luego la placa se hace polvo y desaparece.
SEGUNDA.- Calle
de los Trasplantes. El Muñeco Irrelevante sale de un local con un cartel que
dice: COMPRO OJOS.
Voz en off: La calle es dura. Después de un día
malo siempre hay otro peor. Demasiada gente buscándose la vida. La basura está muy
disputada, sólo los privilegiados acceden a ella, con violencia. Hay que estar
todo el día solo, siempre en movimiento,
y que nadie sepa dónde duermes o te quitarán lo poco que tienes. Y
tienes más de lo que piensas, si sigues entero…
He
tenido que tomar una decisión, antes de que alguien me abriera en canal para
quitarme mis órganos. No podía seguir así, me estaba muriendo de hambre. He
tenido que vender mis ojos. Y me han llamado rico por conservarlos todavía…
No
he discutido con el comprador. Ya me advirtieron que el mercado estaba a la
baja. Me ha pagado por ellos una miseria, pero con garantía de trasplante en el
mismo local. La operación ha sido
sencilla, te dan una pastilla para que no pienses en ello. Más tarde, el
vendedor de ojos artificiales me ha dado a escoger: un ojo en propiedad o dos
ojos de alquiler. El ojo propio era una opción demasiado optimista para mis
posibilidades. Las cosas no van a mejorar, no me compraré en el futuro un
segundo ojo propio, ni recuperaré los míos, ni volveré a tener ojos biológicos…
He intentado negociar un solo ojo
artificial de alquiler, pero los colocaban por pares, y con un contrato inapelable.
Sólo he lamentado no haber vendido mis ojos con el mercado en alza.
TERCERA ESCENA.-Colina
Cercana. El Muñeco Irrelevante está con un grupo de Merodeadores. Otean ansiosos
las débiles luces de la ciudad.
Voz en off: Mentiría si
dijera que los nuevos ojos no me hacen feliz. Con ellos veo mejor, más lejos,
con mayor nitidez, ¡incluso en la oscuridad! Representa un considerable ahorro de
energía, con el añadido de sentirme
siempre más seguro y confiado. Recorrer una callejuela de noche con unos ojos
así te hace dueño de las sombras. Todos reconocen unos ojos de alquiler. Tarifa
barata a cambio de permanecer siempre abiertos, grabándolo todo…
Los ojos brillantes de los
Merodeadores parecen luciérnagas ansiosas y feroces. El Muñeco Irrelevante le
aúlla a la luna. Desde la ciudad, un aullido le responde.
publicado en Luke
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