UN DÍA de estos perderé
la esperanza
y dejaré de escribir.
¿Qué será entonces de
mis palabras,
mis acepciones, mis
afectos?
Todo se pudrirá
en la torpeza de lo
dicho:
lo sólo pronunciado,
jamás registrado
y puesto en duda.
de Palabras dactilares, pag. 93
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