También hay vida en los intermedios
mientras suceden los hechos en mi ausencia
como respiran los pulmones
o late el corazón sin mi permiso.
Busco entre los rayos del sol
la niebla que me consuela.
A un nada minucioso de mi cara
resbala la pérdida, que no deja
ni molde ni escultura.
El aliento alambicado
destilando vida trasparente,
como agua pretenciosa
que quiere ser el vaso que la contiene.
Un espacio,
uno solo para asustarse.
de Frontera de carne, pag. 21
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