domingo, 13 de enero de 2013

INOCENCIAS


Inocencias


            La película se titulaba: El gran timo de rock and roll ¿Quién mató a Bambi? Contaba cómo se fabricaron los Sex Pistols, el grupo punky que se dio a conocer con el álbum `No nos toques los cojones´ y en cuyas filas vomitaba Sid Vicious, que murió con un candado al cuello que no tenía llave. En poco más de una hora, el creador del mito, Malcom MacLaren, explicaba por qué escogió para el cantante el nombre Juanito Putrefactor, cuándo había que escupir en una rueda de prensa o qué escenario era el adecuado para una pelea brutal y espontánea.
            Yo había entrado al cine con una chapa enorme de los Pistols, como si llevara un crucifijo, y la tiré al suelo. Me fui antes de los títulos de crédito con la sensación de que alguien se acababa de masturbar en mi cara. Al salir del cine no era de noche, fui a la sesión matinal, circulaban los autobuses y un olor a gambas de aperitivo alimentaba la calle. Por instinto me tapé la nariz y corrí, pero ya era tarde, había sucedido de nuevo.
             No me jode haber sido punky, antes fui rokero, medio hippy y hasta católico. Lo que me duele son los lugares y los olores vetados por mi descreimiento. La huida de los barrios que huelen a gambas, la claustrofobia que me inspira el incienso, la fascinación por los autobuses que se alejan mientras yo camino en la otra dirección.

                                                                                  de Silencios que me conciernen

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