lunes, 7 de enero de 2013

NEGOCIOS


Negocios

            —Julio y su grupo se encargan de la máquina herramienta, ferreterías y almacenes, los pedidos grandes. Nosotros trabajamos el sector de la alimentación, ya sabes, el cliente doméstico, con familia, trabajo fijo, que no puede echarse a la calle en busca de material como a los dieciocho años. La conversación es muy sencilla. El cliente hace su petición: ¿Frutería Pérez?, o el nombre que se le ocurra, quiero dos kilos de naranjas... Entonces tú le cortas en seco y le dices que se ha equivocado de número, esperas unos segundos, y el cliente tiene que decir: lo siento, gracias. La cantidad es fija, si quiere el doble pedirá dos kilos, el triple tres kilos y así. Cada día llevarás el móvil de un color diferente. El de color rojo es el de la carne, el azul del pescado y el verde de las verduras. Lo normal es que los verdes te pidan naranjas, kiwis, y si están nerviosos chirimoyas; los rojos piden filetes o solomillo y los azules besugo. Pero eso da igual, es sólo una curiosidad, lo importante es que antes de colgar lo sientan y den las gracias. Lo siento, gracias, ésa es la clave. Y, si no la dicen bien, te mosqueas y haces un Huevo. Ya sabes: cascas el móvil contra un bordillo, te quedas con la placa de memoria y el resto lo tiras a la alcantarilla.

                                                                                de Silencios que me conciernen



0 comentarios:

Publicar un comentario