HUEROS
Todas las palabras del miedo
no pronunciadas, que guarda
cada cual bajo llave
en su cofre de silencio,
cuentan.
Los futuros temblorosos
asustados por la imaginación,
que los concibe terribles
desoladores y desolados,
tienen un mensaje.
La ternura replegada y oculta,
que nos hemos prohibido
para endurecer los días,
es un clavo de acero
que costará desarraigar
de la mente dolorida.
Pero lo peor, lo siento,
será la densidad de las sombras
livianas, evanescentes, poca cosa,
casi nada, al borde de la negación,
como si nuestros cuerpos hueros
abandonados entonces, ahora,
se hubieran perdido en sí mismos:
irremediablemente.
Ilustración: SeD
0 comentarios:
Publicar un comentario