SIN EMBARGO
Quizá sirva que otros viven
lejos de aquí, en alguna parte,
entre niebla o bruma también
viviendo este amanecer indeciso
que duda si seguir adelante.
Tal vez en ese lugar sus voces
encuentren un receptor atento
que se haga cargo de sus mensajes
interprete sus palabras y diga
a su vez lo humano por la boca.
Sin duda que habrá manos
y brazos abiertos dispuestos
a tocar y acoger al otro
ofreciendo el consuelo
de los cuerpos compartidos.
Incluso es probable que algunos
alberguen intenciones elevadas
pensamientos profundos
que amplíen el horizonte
y den rienda a la esperanza.
No me cabe duda de que ahí,
afuera, debe de haber gente
como yo, o al menos parecidos,
con dos ojos dos manos veinte
dedos y ruido en la cabeza.
Ilustración: SeD
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