jueves, 23 de abril de 2020

LA EXTINCIÓN DE LA CELULOSA, poema


LA EXTINCIÓN DE LA CELULOSA

Volverá el sol a regar las plantas
los labios buscarán otros labios
donde decir sus besos apresurados
los cuerpos serán de nuevo los cuerpos
el alma insensata intentará perdurar
si acaso recordamos que tuvimos alma.

Saldrán a la calle las piernas y los brazos
para andar y coger en argentino, y tocar
de uno en uno, los objetos existentes
hasta desgastarlos, porque el tiempo
será otra vez el tiempo en su trascurso
las horas las horas, los días los días.

Yo podré recuperar mis ojos grandes
para ver lo invisible, no lo que veo
ahora que todo es tan claro y duele,
y me encerraré voluntario aquí mismo
donde ahora estoy preso, y escribiré
libros que no le importan nada a nadie.

Y nos reuniremos cuatro amigos solos
en la librería escondida, allá al fondo,
para presentar libros extraños y bajitos
con versos madurados en abismos
insondables, en el vacío más pelado,
y preguntarnos qué demonios es la poesía.

De madrugada regresaré, eso sí, al cariño
de tus brazos, y con una chispa de vino te diré
que vendí trece ejemplares y le dediqué uno
al perro de una amiga, que le gusta masticarlos,
pero he tenido una idea nueva y gloriosa
que te contaré de inmediato y al detalle

mientras tú duermes, sonriente, a mi lado.  


Ilustración: SeD

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