El billete
Cuando éramos pequeños desapareció en casa un billete de mil pesetas y mis padres llegaron a la conclusión de que nos lo habían robado en el bar del barrio. Al parecer, mi madre nos había mandado a cambiarlo y uno de los tres hermanos había vuelto sólo con la calderilla. Aun sabiendo que no había en los alrededores otro sitio donde comprar pipas y caramelos, nos prohibieron entrar allí nunca más. Mucho tiempo después, mientras mi madre limpiaba su armario, apareció el billete dentro del estómago de una sábana del ajuar. Todavía hoy, cuando mis hermanos y yo vamos a ver a mis padres, quedamos siempre en el bar de los Ladrones.
de Silencios que me conciernen
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