Hemos salido para olvidar la resaca
pero había pensamiento agudo
extendido a nuestro paso.
La hierba alta del camino
no se apartaba como antes
pedía respeto y longitud
no ser aplastada de nuevo
por nuestras torpes pisadas
los pájaros desplegaban
la primavera con su canto
y hemos bajado la voz para
no molestar, como invitados
ante amables anfitriones
en la ría saltaban los peces
alegres tal vez y tal vez al caer
al agua nos preguntaban cuándo
limpiaremos de plástico sucio
esas fértiles riberas
cada brizna de naturaleza
era un reproche y la culpa
nos acompañó igual que
a unos simios bíblicos que
se preguntan si es justa
y necesaria su presencia.
Hemos regresado en silencio
con los pasos amortiguados
por el peso de la conciencia.
Ilustración: SeD
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