viernes, 7 de septiembre de 2012

MATEMÁTICA MODERNA


Matemática moderna


            Julián era hijo único: su madre entraba en su habitación cada media hora. Rafa ocupaba el penúltimo lugar en una familia de seis hermanos: su madre aparecía en cualquier momento, para dejar montones de ropa, ordenar, limpiar, pero no se metía en sus cosas. Mi madre llamaba antes de entrar, porque soy el pequeño y en esa época tenía clavado en la puerta un póster de Doble Cero, con la cabeza de un maniquí partida por un hachazo, a todo color y con sesos y mucha sangre.
            Julián vivía en el quinto, yo en el cuarto y Rafa en el segundo. Nuestras habitaciones coincidían en el recodo más estrecho del patio, estábamos muy cerca, aunque para vernos las caras teníamos que asomar la cabeza por la ventana. No solíamos hablar mucho, éramos buenos estudiantes, muy competitivos, los primeros de la clase. Sin embargo, esa tarde necesitábamos descansar porque llevábamos muchas horas estudiando para el examen del día siguiente, y yo propuse jugar un rato a los barquitos. Queríamos algo rápido, y escogimos la versión reducida, nada de barcos tocados, sólo hundidos: cuatro submarinos en un mar de diez por diez casillas.
            Comenzó la ronda de disparos. A-7, B-5, C-4. Agua, agua, agua. La segunda ronda y lo mismo, agua. Pasó media hora, entró la madre de Julián, salió y de nuevo agua. Rafa se tomaba su tiempo para pensar... Y agua. Y más agua. El juego se estaba alargando demasiado y, por el tono de cachondeo, se empezó a notar que estábamos haciendo trampa. Como no podíamos vernos, los tres habíamos dejado el casillero en blanco, sin poner submarinos. A pesar de saberlo, entre risas e insultos, agotamos las posibilidades. Cuando llegó mi turno, y el disparo que lo aclaraba todo, en vez de indicar las coordenadas dije sin más: agua. Rafa dijo agua. Y Julián agua. Luego cerramos nuestras ventanas, y los tres sacamos un notable alto en Matemática Moderna.

                                                                              de Silencios que me conciernen



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